Foto: Alejandra Gutiérrez
*
Cabo Polonio
entre las moscas
espantadas
con suspiros
despunta un tiempo
correrías alocadas, rodadas irrefrenables
encuentran
mi origen invadido de mar
permanencia
indemne
brazada infantil
agita
fluye
la violencia
*
respirar por la nariz
no es una tarea menor
los días y las noches
toman una forma
rara, diferente
en boca cerrada no entran moscas
pero en el cerebro se cocinan
imaginarios flotantes
ocupan un lugar
es imposible
abrir la boca
se escapan
riendo, cantando,
vociferando
y se nos aparecen de repente
como bailarines saltimbanqueando
todo el tiempo
detenerlos
con la boca cerrada
respirando por la nariz
como si fuera tan fácil
como si las formas del día
se oscurecieran
y la noche tomara una claridad
cercana a los fantasmas
que no salen por la boca
que se alojan definitivamente
en otras cavidades y agujeros
*
la persistencia en que
las cosas sean entendidas
nos despeina
las lágrimas
que se deslizan
por la cuadratura
de una esfinge
que logramos conseguir
cuando el tiempo
inscribió
sin saber ni siquiera cuándo
los nudillos de los dedos
siempre articulados
tipean la confusión
que nos invade
cuando las piedras
golpean el horizonte
rompiendo
lo que obstruye
su camino
Vivo en Buenos Aires, pero nací en la llanura pampeana de la que huí despavorida alrededor de los 18 años. Ahora, no sé como hacer para escabullirme del agobio del cemento. Paradojas que habitan mi escritura.
Estudié sociología para “cambiar el mundo”. Vista las imposibilidades intento al menos que el mundo no me cambie demasiado a mí, especialmente en esos perfiles degradantes por los que circula mucha gente de mi generación. Ni les cuento lo que me costo transformar esa elección en una profesión. Algo pude, y de ello trabajo. Entre las cosas mas apasionantes están la docencia y el viajar por lugares exóticos por mi trabajo.
Porque escribo y toco el piano? Sencillamente porque me gusta. Es un placer jugar con las palabras y las notas sin que me importe nada de nada responder a ningún proyecto preestablecido y menos aun debatirme en las internas y los avatares del canon. Para eso, con mi profesión me alcanza y sobra, aunque navego por ciertas fronteras que me hacen llegar tarde a cualquier disputa de poder. No me preocupa, más bien me salva la vida. De todos modos me las tengo que ver con la realidad del mundo que habitamos.
No dudo que hay algunas cosas de las cuales se puede disfrutar siendo mayorcita que (como dijeran Woody Allen y Luis Buñuel) de lindo no tienen NADA!!!!!!!!!!, excepto que se van diluyendo las angustias sobre lo que “hay que hacer” ( pero vienen otras, jajajaj) e importa menos lo que la mayoría piense de uno. Es un alivio total.
Ahhhhhhhhh!!!!!!!! También soy madre de dos varones y una mujer. Si a alguien le interesa les puedo contar mi experiencia de convivir con tres adolescentes...
*
Cabo Polonio
entre las moscas
espantadas
con suspiros
despunta un tiempo
correrías alocadas, rodadas irrefrenables
encuentran
mi origen invadido de mar
permanencia
indemne
brazada infantil
agita
fluye
la violencia
*
respirar por la nariz
no es una tarea menor
los días y las noches
toman una forma
rara, diferente
en boca cerrada no entran moscas
pero en el cerebro se cocinan
imaginarios flotantes
ocupan un lugar
es imposible
abrir la boca
se escapan
riendo, cantando,
vociferando
y se nos aparecen de repente
como bailarines saltimbanqueando
todo el tiempo
detenerlos
con la boca cerrada
respirando por la nariz
como si fuera tan fácil
como si las formas del día
se oscurecieran
y la noche tomara una claridad
cercana a los fantasmas
que no salen por la boca
que se alojan definitivamente
en otras cavidades y agujeros
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la persistencia en que
las cosas sean entendidas
nos despeina
las lágrimas
que se deslizan
por la cuadratura
de una esfinge
que logramos conseguir
cuando el tiempo
inscribió
sin saber ni siquiera cuándo
los nudillos de los dedos
siempre articulados
tipean la confusión
que nos invade
cuando las piedras
golpean el horizonte
rompiendo
lo que obstruye
su camino
Vivo en Buenos Aires, pero nací en la llanura pampeana de la que huí despavorida alrededor de los 18 años. Ahora, no sé como hacer para escabullirme del agobio del cemento. Paradojas que habitan mi escritura.
Estudié sociología para “cambiar el mundo”. Vista las imposibilidades intento al menos que el mundo no me cambie demasiado a mí, especialmente en esos perfiles degradantes por los que circula mucha gente de mi generación. Ni les cuento lo que me costo transformar esa elección en una profesión. Algo pude, y de ello trabajo. Entre las cosas mas apasionantes están la docencia y el viajar por lugares exóticos por mi trabajo.
Porque escribo y toco el piano? Sencillamente porque me gusta. Es un placer jugar con las palabras y las notas sin que me importe nada de nada responder a ningún proyecto preestablecido y menos aun debatirme en las internas y los avatares del canon. Para eso, con mi profesión me alcanza y sobra, aunque navego por ciertas fronteras que me hacen llegar tarde a cualquier disputa de poder. No me preocupa, más bien me salva la vida. De todos modos me las tengo que ver con la realidad del mundo que habitamos.
No dudo que hay algunas cosas de las cuales se puede disfrutar siendo mayorcita que (como dijeran Woody Allen y Luis Buñuel) de lindo no tienen NADA!!!!!!!!!!, excepto que se van diluyendo las angustias sobre lo que “hay que hacer” ( pero vienen otras, jajajaj) e importa menos lo que la mayoría piense de uno. Es un alivio total.
Ahhhhhhhhh!!!!!!!! También soy madre de dos varones y una mujer. Si a alguien le interesa les puedo contar mi experiencia de convivir con tres adolescentes...
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