lunes, 19 de diciembre de 2022

Cecilia Carballo 2022

 


Imágenes Claudio Caamaño




 Hay cerrojos

que mudan de tiempo

de casa

como un ritual.



Llega

desde lo interno

lo dilacerado.



Sin ansiolítico

soga de un día

olvidado.



Las tardes fértiles

partieron



Habrá que sacar la piel sobrante

carne entre carne

para sentir la luz.




El momento de la fé

es ahora

partimos el pan

como el último reflejo

de sed

distantes de la luz

de antaño

perdidos en un tiempo

monocorde

lloramos a unas bestias

omnipresente

el fuego del destino

nos atraviesa

con nombres sin cuerpo.





A Roberta Iannamico



El fuego en mí

lo acalla el baldío

esa hoguera que arde

y me deja descalza.



El verde está cada vez

más alto

en un abandono perpetuo

donde crecen dicen

las malas hierbas

la ruda, la ortiga

el diente de león,

con pompones amarillos

que desean atravesar

la tranquera

un diente que lleva

la amargura

y lo salvaje de un león

ese espacio vacío

se llenó

de selva rancia

que cura la savia

de la sangre

de mi sangre

un yuyo que auspicia

de lámpara.



A Reinaldo Jimenez



Desnudo

paisaje

tibio.



Alondra

abyecta

abedules

comida.



Cocorroco

roca

locura.



Ruda

chatura

vientre de gas

almidonado.



Al costado, al costado

zozobra

libamen

mentira.



Lobista

mentalista

antojo

y despojo.



Indómito, indómito

reflejo de patas

sucias.




Muto de piel

donde nadie lo imagina

me las arreglo

entre latas de barro

si mendiga,

firme

con colores ocre

salgo de los escombros

aún con el peso

de los días.


Soy yo o es otra

quien me ve

con la espalda encorvada

y aleteos fuertes

para frenar las tormentas

decidida a seguir

aún con el estruendo

de la cigarra en mi boca

estar, permanecer

con materia espesa

no doy vueltas

allí donde no hay aire

allí donde no hay piso

con densidad en las manos

y la maleza en los pies

abro ventanas.







Escribir es despertar una voz interior que no calla. Cuando escribo vibran mis íntimas fibras y terminar un poema es una sensación orgásmica, vital.

Escribir es expandir mi yo, estirar mis brazos a árboles, montañas, casas, animales, amaneceres, guerras, abusos. En un sentido es comprender más el mundo y mi mundo propio.

Escribo casi como desde siempre con mayor y menor regularidad, cuando di cuenta que con ello podía detener por un rato la incertidumbre se volvió una rutina diaria voraz y constructiva. 



 

Nací un 25 de febrero en CABA pero viví mi infancia entre Ituzaingó y Río Grande (Tierra del Fuego) por eso me siento patagónica. Estudié Ciencias de la Comunicación en la UBA y me especialicé en Tecnologías y Educación (Infod). Actualmente doy clases en un instituto de formación docente y en una universidad.

Publiqué tres libros de poesías: Hay tierra bajo mis pies (El ojo del mármol, 2017), El vibrar del fuego (Alción, 2019) y El único color que vemos (Maravilla, 2021)

En el 2021 participé en La Campaña Nacional de Lectura de México con el libro infantil inédito Las casas de los vecinos y los imaginarios.

Asisto al taller de Rom Freschi desde el 2015.

Taller Gratuito con inscripción previa- Hay tiempo hasta el 18 de Octubre de 2023

 Un espacio para empezar a mostrar y repensar el trabajo en función de una primera socialización cuidada, con personas que escriben con pasi...