martes, 8 de septiembre de 2015

Corina Maruzza

Foto: Corina Maruzza
 
 

Haz el caballo

ya no me digas qué se siente
Luis Alberto Spinetta



rectos humanos
entre autos caratulados
sumergen misiles del Fondo
de Catedral a Kurdistán

 

ríos de plomo en sangre
ni bien madrugo requisa
reptis de un asfalto formoseño que la polis
intercepta a mitad del cartoneo
más te vale blanco y derecho
que saltar a lo wichí
 
 
 
mal de mares
llenos de muertos
de ambición de estar vivos
acuchillados del hambre
de inquietud migratoria
ni conseguir lo más mínimo

 

presume un número
(hay para las banderas
para las avalanchas
para los enfierrados)
fondos paracaídas
ambigua presupuestancia



humanos
¡identifíquense!
carrera de embolsados
led en la estación:
corazones wifi
un cielo alumbrado
antifaseado
menos pis por arbolito
a la vista de



¡rectos, humanos!
pique blandido entre la vía de los trenes
crucis oblongas de las secretarías
sentadita en trencito
fila india de púberes
alta paliza



ibas a estar bueno
pero es que estás tan buena
te voy a llenar de
papelitos las conejitas
de talleres de bolitas



te voy a lavar los tachos
para que puedas dormir caliente
y voy alfombrar la mugre
a enveredarte las ruedas
te voy a prensar la lengua
lo que tengas
o no tengas



derechos esos caños
retorcida la médula
óxido piel cartón plástico
anda
vértebra
tira del carro
¡jalona
corcovea!





Fundamentalista del presente

te ayuda a subir con un brazo y dos piernas
la impiadosa curva de esa pendiente
pie piedra
pies fuelle
eje fuerza vértebra piel
centro por encima
aerostático
imantado
afectado
modestia



el piso se dibuja de peces
mareas nos organizan en anfibia reversa
pletóricas
orgánicas
plexo soláricas
que se curvan e intensan las teclas que invertebran para nadie
el trote que atraviesa y las baila hasta el desliz
sin que aparezca silueta


fácil
el techo se tormenta
se tuerce en una cueva que lo aleja entre isquión y ceja
paladar cascabel
diente que tintinea
sinuosidad de los hombros
medio loto
palmera



pubis que se aleja por encima del cráneo
voz que desliza en el crecimiento de un pelo la cien
remotos del coxis y los trocánteres que trocan
el piso por un cuerpo
sobre el que gira o giro o rola
un brazo
dos piernas
y se apiada esa curva pendiente por la que sube
mariposa rodilla
libro cadera
plaga de ojos
que mira 
y gatea

 
 
 
 
 


Autorretrato


un gesto tendido en surco
un detalle la apertura del beso
que el tentempié
invoca
 
 
 
línea insular
también resultado
de algún reniegue
acuático
una ínfula
 
 
 
pendientes
caravanas
ondulando hacia las escápulas
versiones de lo anguloso
 
 
alrededor: plantas
tréboles nacidos y unos gajos
trémulas ofrendas de las reproducciones
por trasplante
por obsequio
rescatada la intemperie de la espada
su filo inofensivo 
indefenso
 
 
 
bandada
que mira el cielo
lanzada en círculo
a pique vertical
otra zambullida
los ojos que ven el salto de regreso
en caída
 
 
 
paréntesis sobre la marcha
vías aéreas
nocturnas
que son ciudades
que son marinas
del sur
párpados
gotas


 



 
 
 
 
 
 




Foto: Fernando López
¿Por qué escribo? Las plantas hacen silencio. Creo que en cada momento las razones varían. Ahora lo hago motivada por el movimiento. Con alegría recuerdo la sorpresa que me dio descubrir cuánta importancia daba Perec a las manos cuando leía. En seguida, eso tuvo para mí muchísimo sentido. En mi caso, cuando escribo están comprometidos los pies, como cuando leo o bailo. Los ojos, los pies, las manos. Pero también todo el cuerpo. No sólo mi cuerpo. No sólo cuerpos humanos. Tal vez no sea a mí a quien haya que preguntarle por qué escribo.


Corina Maruzza
 
Nací en 1979. Soy guardavidas.
Mi casa es en Banfield, donde trabajo como psicóloga. Me recibí en la U.B.A. Cursé el Doctorado en Salud Mental Comunitaria en la U.N.La.

Sería de Flores, donde también trabajo, si fuese de la capital. Acá hice la residencia, coordiné el taller literario de la sala de internación de salud mental del hospital Álvarez y publiqué dos números de la revista Teodoro.
Obtuve un premio y algunas menciones en las XIV, XV y XVI Jornadas Metropolitanas de Residentes de Salud Mental, por la presentación de relatos de casos clínicos y de la experiencia en un taller de juegos con niñ*s que recibían diagnóstico de autismo y asperger. Dos de esos trabajos fueron publicados en la revista Clepios, y en la página web del hospital Álvarez. Me formé en Atención Primaria de la Salud en Maimará.

Junto con Irina Tozzola llevamos a cabo el proyecto de poesía ilustrada Cinco Setas.
Hace algunos años empecé a repensarme y estudiar sobre disidencia sexual. Ya trabajaba en cuestiones relacionadas con la violencia del género. Sigo en eso.
Tuve la suerte de: 1) tipear colectivamente La sublevación de Bifo y participar de la costura (encuadernado) de Informe de Reynaldo Jiménez, ambos publicados por la editorial hehkt, y 2) leer en la mítica cabina del Cheescake (hoy desmantelada) en la Ronda de Poetas, en Montevideo.











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