EL TIRO (fragmentos)
II
Una mujer
se vuela los sesos
mientras otra
tieso el tiento que la amarra
a la horca improvisada
prueba el paso hacia adelante,
caída abrupta que la lanza a la hecatombe
en lengua exhausta
al ahogo imprevisible
y ajeno
que llamamos, de otro modo, felicidad
III
Una mujer se vuela los sesos,
la otra
muda asiste a su patíbulo en espera
de un destello de una seña que se estrelle en el reflejo
y profetice o la convoque
-cuánta sangre derramada-
a ser cómplice y testigo
de su muerte
tieso el tiento que la amarra
a la horca improvisada
prueba el paso hacia adelante,
caída abrupta que la lanza a la hecatombe
en lengua exhausta
al ahogo imprevisible
y ajeno
que llamamos, de otro modo, felicidad
III
Una mujer se vuela los sesos,
la otra
muda asiste a su patíbulo en espera
de un destello de una seña que se estrelle en el reflejo
y profetice o la convoque
-cuánta sangre derramada-
a ser cómplice y testigo
de su muerte
BORDERLINE
asomarse y
tirar todo por la borda
no son uno
son dos
raptos en que el cuerpo
o se incorpora
y traza al aire la figura
refractaria del abismo
o que manos
a la obra
se abre en dádiva
de excesos y sobrantes
arriesgándose intempesto
a la estampida o golpe
acaso
que convoca y borra el borde
arrasando tras de sí
la vida toda?
asomarse y
tirar todo por la borda
no son uno
son dos
raptos en que el cuerpo
o se incorpora
y traza al aire la figura
refractaria del abismo
o que manos
a la obra
se abre en dádiva
de excesos y sobrantes
arriesgándose intempesto
a la estampida o golpe
acaso
que convoca y borra el borde
arrasando tras de sí
la vida toda?
EL OCÉANO
lo más peligroso de todo
es al ojo
como océano
al borde de la playa,
no lo que en la grieta se oculta
y el resquicio devuelve,
incandescente
lo que palpable
saturamos a fuerza de costumbre
así el tren
que de tanto pasar un día
puede arrastrarnos
de improviso
a pesar de haberlo presagiado tanto
Valeria Melchiorre
La vida tiene que ser resplandeciente. Prefiero entonces dejar los agujeros negros, los cortes de luz y los apagones en la escritura. Además, nada ilumina tanto el resto como el fulgor de esa oscuridad.
La vida tiene que ser resplandeciente. Prefiero entonces dejar los agujeros negros, los cortes de luz y los apagones en la escritura. Además, nada ilumina tanto el resto como el fulgor de esa oscuridad.
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