Amorfo
el tiempo
en
la planicie cutánea
derrite
la consciencia
el
calor volcánico de la espalda
despierta
corazón
sube
a la montaña
sube
por el río
con
alas de piel desnuda
toma
el aire
que
no tiene cáscaras
se
pierde quién
se
esfuma qué
se
abraza al presagio
de
cauces divinos
dentro
la
sangre del néctar amanecido
no
detiene la marcha
no
procura las faltas
no
sucumbe al torbellino
no
capturan los ojos
no
delata al Misterio
rebota
el susurro
se
embriagan los huecos
del
corazón hambriento
late
clorofila
opulenta
de luz
anárquica
hermenéutica
proliferación
de la fe
y
nada corazón
dentro
de la miel vocecita
que
nombra el reverso de las cosas
cada
vez un destello
cada
vez el develo
del
olor violeta de la piel
dorada
la risa
sobre
un cuerpo infinito
*
Te
digo
tu
cuerpo se deshace
el
aire se deshace
tan
liviana tu piel
invisible
la
respiro
te
respiro
yo
sin cuerpo
te
digo
nos
quemamos
los
contornos se evaporan
nos
pulverizamos
en
las narices
la
danza turquesa
del
completo hallazgo
ni
un atisbo sigiloso
del
gentío hastiado
te
digo
dios
habita en las nucas
se
disemina
la
voz desnuda
como
un túnel polisémico
innombrable
intransferible
cómo
decirte
los
colores del canto del gallo
al
borde de la orilla
vibrando
el
hueco sagrado
donde
la conciencia se derrite
se
hace agua
huérfana
de costados
*
Sabio
ojo de pez en el cráneo
Y
qué
las
líneas los trazos los cubos
el
espacio el ritmo la fe
manos
de pan
ofrenda
para caídos
y
qué
los
muros las casas
los
rostros anclados
y
qué
lo
mío lo tuyo
un
pie en el zapato
montañas
de nidos
de
muertos salvajes
y
qué
las
formas la causa
afuera
adentro
se
estampan los sesgos
apenas
nombrar
igual
se plasma la rabia
el
cielo en el pecho
la
flor en la nube
la
brisa en la cara
exhalan
los vientos
despiertos
los ojos
el
agua en los cuerpos
deforma
sin
cauce
se
agujerean los días
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